La medición directa se ha convertido en el patrón oro para la medición precisa de la presión de cavidades en el moldeo por inyección, donde la más mínima desviación de la norma puede dar lugar a productos de calidad inferior e incluso inseguros. Especialmente las industrias altamente reguladas, como la de tecnología médica, se benefician de la supervisión de la calidad del producto para descartar automáticamente las piezas defectuosas y, en última instancia, optimizar los procesos. Sin embargo, los sensores de presión de cavidad directa entran en contacto inmediato con la masa fundida en la cavidad, lo que puede tener un impacto negativo en la longevidad de los sensores o incluso dañarlos. El especialista en medición Kistler ha puesto en el mercado una nueva solución que evita este problema en el moldeo por inyección: la medición sin contacto. En este caso, los sensores piezoeléctricos miden la tensión que la masa fundida inyectada ejerce sobre las paredes del molde en lugar de la presión en la cavidad, evitando así el contacto con la masa fundida. Esta tecnología genera valores precisos y reproducibles y es especialmente adecuada para garantizar la calidad de superficies de grado A, piezas médicas como lentes o materiales de baja viscosidad como la silicona líquida.
El uso de sensores avanzados de presión en la cavidad y el software correspondiente permite a los moldeadores por inyección medir la presión en la cavidad durante todo el proceso de producción. Tomando un producto ideal, pueden utilizar la curva de medición de su producción como referencia de calidad con la que se miden todos los procesos futuros. Además, los moldeadores por inyección pueden optimizar sus procesos de producción basándose en las desviaciones de la curva de medición objetivo. En la medición directa, los sensores y los cables se instalan directamente en la pared del molde (véase la figura 1). La punta del sensor se nivela con la pared, de modo que la masa fundida de plástico inyectada entra en contacto directo con el sensor. El sensor puede entonces medir los valores absolutos de presión de la cavidad y compararlos con la curva ideal. Aunque esta tecnología aún no tiene parangón en cuanto a precisión, presenta algunas desventajas: por ejemplo, el sensor deja una pequeña marca en cada pieza de plástico fabricada. Aunque esta marca es mínima, sobre todo cuando se utilizan sensores en miniatura, puede ser un problema en productos de alta precisión como las lentes. Además, el contacto directo del sensor de presión de la cavidad con el plástico fundido al medir directamente la presión de la cavidad lo hace susceptible a la contaminación. En consecuencia, el estado del sensor debe vigilarse estrechamente y puede requerir un mantenimiento y una sustitución frecuentes, especialmente con el uso de determinados materiales.
Aparte de la medición directa, algunas empresas de tecnología médica también utilizan sensores indirectos para medir la presión de la cavidad en el moldeo por inyección. A diferencia de los sensores directos, pueden instalarse posteriormente en el molde, ya que se colocan detrás de los pasadores eyectores (véase la figura 2). Sin embargo, esto también los hace vulnerables a errores, por ejemplo, si el orificio de montaje no encaja perfectamente, ya sea demasiado pequeño o demasiado grande para el pasador eyector. También pueden sufrir el impacto de los gases emitidos por el plástico fundido. Las masas fundidas de baja viscosidad, como la silicona líquida, pueden incluso fluir hacia el orificio del pasador eyector.